martes, 13 de junio de 2017

LA OPCIÓN VETADA EN LOS PLEBISCITOS. 👉LA OPCIÓN ESPAÑOLA.👈


De: William Martínez Martínez

¡HAY QUE LEER DE HISTORIA!
Nos enseñaron en la escuelita que bajo el régimen español había opresión sobre los puertorriqueños: Eso nos dijeron los rubitos del norte.
Pero se han preguntado si lo que nos dijeron era verdad o fue un plan para que nos olvidáramos de lo que éramos en esencia y de esta manera poder asimilarnos sin mucha dificultad.
Pues bien, he aquí parte de la evidencia escrita por los propios rubitos de la Metrópoli.
Que quede claro que todas esas fotografías sobre la pobreza rampante en Puerto Rico, y que se le adjudica al Gobierno español, ocurrió bajo el Gobierno de Washington y no de Madrid. Bajo el Gobierno Español casi el 70 y pico% de lo que se consumía en nuestra Isla era producido en la misma; y la población crecía aceleradamente.
Me pregunto, si las cosas estaban tal mal, entonces,
¿POR QUÉ PERSONAS DE TANTOS PUEBLOS QUERÍAN VENIR A PUERTO RICO?
Sépase que tan pronto entraron los estadounidenses a Borikén comenzaron a desmantelar nuestro efectivo sistema agrícola que funcionaba.
Hoy día, más del 70% de las empresas establecidas en Puerto Rico están en manos de los empresarios de los EE,UU; motivo por el cual nos manipulan y, en ocasiones, nos chantajean.
Pero leamos lo que los propios rubitos del norte escribieron respecto a Puerto Rico.
Especialmente lo dicho por el General a cargo de tirar bombazos sobre Puerto Rico.
Sus declaraciones desmienten lo que intencionalmente y maliciosamente nos enseñaron en las escuelas
puertorriqueñas, y que aún muchos ignorantes creen.
Pero esto no es todo, para el puertorriqueño e hispano que quiere ser más estadounidense que Jonh Wayne o que Marilyn Monroe, les dejo con el artículo periodístico del New York Time, edición del año 1903.
¡Ah!, que se me olvidaba, para aquellos que desconocen nuestra verdadera historia puertorriqueña, que es rica y hermosa, les dejo también con 100 cositas que ya existían en Puerto Rico antes de la invasión estadounidense.
Esto, para aquellos que se creen la mentira de que éramos unos ignorantes y que se creen que aprendimos a hablar cuando el primer rubito del norte piso nuestro suelo adorado.
Por favor, lea lo que dijo el General Miles y el subtítulo del periodico New York Times ( El Gobierno estadounidense existente no ha ayudado a las industrias nativas al mismo grado que lo hicieron las autoridades españolas).
Asimismo, traduzco las declaraciones del asesino de indios estadounidenses
, Mayor- General Nelson A. Miles, y quién estuvo a cargo de la invasión militar a la Provincia de Puerto Rico ( No colonia como suelen referirse a Puerto Rico y que somos desde la invasión) . Aquí la traducción que contrasta con lo que nos enseñaron en la escuela, por eso es que hay investigar responsablemente y no dejarse llevar por lo que dicen las personas con intereses particulares y que gustan de manipular la verdadera historia nuestra.
" En muchos aspectos, Puerto Rico había recibido algún grado de trato preferencial desde Madrid a través de los años.
Las reglas que le aplicaban a la Isla no eran OPRESIVAS, y la Isla era vista de muchas maneras como una extensión de la Madre Patria, más bien que una colonia ( Aquí se equivocó, pues al momento de la invasión a Puerto Rico la isla tenía el estatus de Provincia ( Similar a un estado de los EE.UU y los puertorriqueños eran ciudadanos españoles con todos los derechos y deberes).
La Corona Española había invertido considerablemente en la Isla, desarrollando más de 150 millas de vías de ferrocarril ( casi con una cantidad igual en construcción en el año 1898), y un cuidadoso sistema de caminos para vagones con el fin de enlazar todas las principales ciudades y puertos y conectarlos a la capital.
El puerto de San Juan estaba protegido bajo la sombra de El Castillo del Morro, jactandose de ser unos de los puertos naturales más grandes y bellos del Caribe.
En el año anterior al estallido de la guerra entre España y los Estados Unidos, Madrid le había concedido a la Isla una Autonomía limitada. Puerto Rico tenía un gran grado de autogobierno dentro de la autoridad española."
El Capitán- General al momento de la invasión lo fue el español Manuel Macías y Casado.
Mayor- General Nelson A. Miles
Puertorriqueño, los estadounidenses nos ven como lo que somos!: Hispanos! Ni ningún plesbicito ni ninguna ley del Congreso cambiará esta realidad: Ni ahora ni nunca.

sábado, 10 de junio de 2017

LA ONU Y PUERTO RICO



De: Juan Jorge, Las Palmas de Gran Canaria, España

La ONU y Puerto Rico:

No dejo de leer como algunas personas se preguntan y plantean que hace la ONU en relación al tema de Puerto Rico. El aislamiento internacional de la isla no es un secreto para nadie. Por desgracia para el panorama mundial no es más que otra colonia a descolonizar pero estando bajo el dominio de los Estados Unidos ningún país del mundo hace nada solo salvan los muebles de cara a la galería con declaraciones sin fuerza ni valor en el mundo real.

Los mismos puertorriqueños andan mal; muy lentos; con vacilaciones injustificables. No han demostrado reciedumbre y convicción para defender una actitud, una política, que hubiera puesto a Puerto Rico en una posición de decidir por si mismo su futuro. Mientras los puertorriqueños no se tomen en serio la descolonización no lo hará el resto del mundo. Hay que saber diferenciarse de una serie de gobiernos pseudo democráticos, que sólo entienden la Democracia como mercadería de exportación, e interiormente desarrollan el control económico el de los medios mediáticos y educativos y con ellos el del pensamiento del pueblo.
La experiencia histórica enseña que el imperialismo para lograr sus designios carece de escrúpulos y pone en juego sus formidables recursos para sobornar gobernantes, corromper magistrados y altos funcionarios públicos; financiar la prensa que puede utilizar como instrumento de mistificación y propaganda para promover golpes revolucionarios destinados a controlar o derribar gobiernos hostiles, encender la rivalidad entre los distintos países hermanos y arrastrarlos a guerras fratricidas. Interviene asimismo, a mano armada, para someter a los pueblos que defienden con entereza su integridad y su soberanía.
Y es aquí donde tenéis la obligación de levantar vuestra voz para decirle al pueblo, y a los gobernantes de los Estados Unidos, que esto no puede ocurrir; que si la presión política y militar del fascismo es deleznable, también lo es la opresión económica que Estados Unidos con su capitalismo súper-desarrollado ejercen sobre vuestra tierra.

A LA PATRIA ASEDIADA




De: Juan Jorge, Las Palmas de Gran Canaria, España

¿Quién puede vivir contento en una Patria cautiva? ¿Quién puede verla amenazada y descansar tranquilo? El interés de la Patria hace valientes a los mismos tímidos, solícitos a los perezosos, elocuentes a los mudos, y amigos a los contrarios. No hay pasión que no se sacrifique al interés común, no hay gloria que codicie tanto como servir, como dar la vida por la salud, y por la seguridad de la Patria.
Así entendida la Patria como esencia que nos fortalece y del que somos parte, nos lleva a una indiscutida conclusión, la Patria tiene algo de verso, mucho de leyenda y más de historia, de esta manera, la historia se transforma en el tejido que une y en una aspiración común que se forma por el hecho de haber nacido en un determinado territorio.

La Patria es una empresa colectiva que a todos compete; su fortaleza y su grandeza deben de apoyarse, por ello, en la voluntad manifiesta de cuantos la integramos. Pero las naciones más grandes y prósperas, donde el orden, la libertad y la justicia han resplandecido mejor, son aquellas que más profundamente han sabido respetar su propia Historia.
Patria va más allá que los límites de un territorio y que un pedazo suelo, la patria la hace su gente. ¡No existe patria sin el amor de sus hijos!. Esos hijos de la patria que vayan donde vayan la llevan consigo en el alma y en su corazón. La patria es la identidad y orgullo de cualquier ciudadano. Esto es lo que pretendo destacar a través de este escrito, a través de un proceso de reflexión que nos lleve a tomar conciencia de la importancia del amor que le tenemos que tener a nuestra patria.
La patria no ha existido ni existe en las aglomeraciones inconscientes de hombres, a quienes tan sólo el instinto o necesidades materiales y recíprocas mantienen juntos por más que formen ciudades y hasta grandes naciones.
Como decían los viejos navegantes “cuando uno no tiene rumbo, todos los vientos son malos” El problema de nuestros días no es el viento, el problema de nuestros días es que no se tiene rumbo. Recordemos todos que ninguno ama a su patria por su pasado, porque sea grande, sino porque es suya.
P.D.- Pongo la imagen de mi bandera pues es la representación de mi patria pero este artículo no es solo para España este artículo es para todo aquel que sienta el mismo sentimiento por su tierra sea dentro o fuera de España, un saludo a todos.

MOVIMIENTOS QUE ALTERAN LA HISTORIA DEL MUNDO




De: Juan Jorge, Las Palmas de Gran Canaria, España

Movimientos que históricamente alteran la historia del mundo:

Casi todos los movimientos sociales y políticos que han transformado a un país o alterado la historia del mundo han aparecido en forma sorpresiva. Al contacto de las realidades vividas; de los anhelos destrozados; de las ansiedades legítimas incumplidas; de los clamores de justicia no escuchados; de las afirmaciones de la verdad desconocida o negada; del bien o del amor ultrajados, van formándose, metódica y silenciosamente pero de manera inexorable, nuevas formas de anhelo, distintas concepciones de equilibrio, diversas inquietudes de la voluntad hacia un sistema más adecuado y justo de la vida. Cuando estos elementos irrumpen en un momento dado, el calor de un pretexto de apariencia exigua pero profundo y demoledor como una chispa sobre materias inflamables, quienes habían creído dotar a su poder; a su dominio, a su sistema, de unas características de apariencia indestructible, son los primeros poseídos por una sensación de sorpresa y desconcierto.
No ha operado jamás de otra manera el proceso histórico. Nunca en la sucesión de los acontecimientos se han presentado actos milagrosos. En la trayectoria que han seguido todas las civilizaciones y en las tormentas donde se han cumplido transformaciones esenciales, han actuado en dramática y fecunda contraposición, dos fuerzas que culminan en dos estados psicológicos. De un lado aquellos a quienes el poder, como siempre, adormece y estanca; a quienes la embriaguez del dominio recorta y amengua en su ambición creadora; a quienes el ejercicio del mando destruye el impulso de la inconformidad; a quienes por actuar en ambientes de beneficiados se les hace sordo el oído para escuchar el clamor subterráneo que se incuba y vibra como un presagio de tempestad.
De otro lado aquellos que producen este mismo clamor; los que fuera, en la escuela, en el rancho desolado del campesino, en el taller sonoro del artesano, en el alma de la madre y en el seno de la juventud; en la mente del industrial y del comerciante, van gestando un nuevo destino de vivir; una nueva ansiedad en la forma y en la organización de la sociedad. Y como la vida verdadera es dinámica, anhelo de superación, voluntad de progreso, presencia de mejores concepciones, un día, cualquier día, el distanciamiento de esas fuerzas encontradas, la una visible y radiante, la otra culta y adiva, llegan a la saturación y se presentan altivas y batalladoras.
Y en medio del silencio narcisista o contra la represión violenta; por encima de la propaganda engañosa que intenta falsear la realidad, de los socavones de la conciencia colectiva van brotando nuevos filones, van poniéndose en circulación nuevas ideas. Sobreviene el choque. Y de él quedan un nuevo sistema y un método nuevo, fundados en la marcha inexorable del progreso humano. Tal hecho evidente constituye una explicación, siquiera sea muy fugaz, en la más vasta e imponente de las manifestaciones políticas que tarde o temprano terminarán dándose en Puerto Rico.
Lo que aquí comento sucederá de hecho ya está sucediendo en Puerto Rico pues en buena medida se puede decir que nada de vuestra tierra es realmente vuestro, y leyendo a algunos puertorriqueños me da la sensación como si, constituyera un gran honor poseer a medias vuestros bienes, vuestras familias y vuestras vidas; y todo este estrago, esta desgracia y ruina, os viene, no de los enemigos, sino
precisamente del enemigo, de éste que os hace tan grande como él mismo, por el cual vais tan valientemente a la guerra, por cuya grandeza no rehusáis dar la vida. Este que os domina tanto, no es superior a vosotros sois vosotros quienes lo hacéis superior.
Lo que tiene de más sobre todos vosotros son las prerrogativas que le habéis otorgado para que os destruya. ¿De dónde tomaría tantos ojos con los cuales os espía, si vosotros no se los hubierais dado? ¿Cómo tiene tantas manos para golpear si no las toma de vosotros? Los pies con que hoya vuestras ciudades, ¿de dónde los tiene si no es de vosotros? ¿Cómo tiene algún poder sobre vosotros, si no es por obra de vosotros mismos? ¿Cómo osaría perseguiros, si no hubiera sido enseñado por vosotros? ¿Qué os podría hacer si vosotros no fuerais encubridores del ladrón que os roba, cómplices del asesino que os mata y traidores a vosotros mismos?
Sembráis vuestros frutos a fin de que él en vuestra presencia los devaste; amuebláis y ocupáis vuestras casas para proveer a sus expediciones de robo; alimentáis a vuestros hijos a fin de que él les lleve consigo para, en el mejor de los casos, conducirlos a la matanza en sus guerras, o convertirlos en administradores de sus codicias y ejecutores de sus venganzas; os despedazáis dolorosamente, a fin de que él pueda tratarse delicadamente en sus diversiones y revolcarse en sucios y villanos placeres; os debilitáis a fin de hacerle más fuerte y rudo y teneros más corto de la brida.
Pero podéis libraros si ensayáis, no siquiera a libertaros, sino únicamente a querer serlo. Estad resueltos a no servir más y seréis libres. No deseo que le forcéis, ni que le hagáis descender de su puesto; sino únicamente no sostenerlo más, y le veréis como un gran coloso al que se ha quitado la base y, por su mismo peso, se viene abajo y se rompe.
Así que despierta puertorriqueño, recupera tu dignidad y sacúdete el yugo al que tu mismo te mantienes encadenado desde hace más de 100 años. Se un hombre, se una mujer, mira por tus hijos y por su futuro. Ya es hora de que el miedo al gigante de pies de barro al que tanto poder le otorgas pase, ya es hora de que mires de que no te hace falta ese gigante y que eres tú quién le hace falta a él: alimentas sus ansias, su poder, su codicia y aún así… no te quiere. ¡Despierta ya Boricua!

LA LUCHA POR LA LIBERTAD




De: Juan Jorge, Las Palmas de Gran Canaria, España

La lucha por la libertad, es la que nos conduce a la justicia social, a la independencia económica y a la soberanía política. Los puertorriqueños tienen su sistema democrático; pero ¿hay justicia social en la esclavitud económica o en el vasallaje político impuesto por los Estados Unidos?. Todo eso nos conduce a la libertad tan conocida por el pueblo puertorriqueño: la libertad de morirse de hambre.

Nada podrán los políticos profesionales desplazados ni sus agitadores a sueldo en la propia isla. Son cartas demasiadas conocidas en Puerto Rico pues ya conocen bien como procedieron ellos anteriormente desquiciando Borinquén y sumiéndola en la explotación y en la vergüenza. Sus campañas de engaños y de rumores caen en el ridículo y en desprecio de la mayoría de los puertorriqueños, que conocen los ignorantes, incapaces y venales que son, por haberlos sufrido tantos años, pero aún así siguen votándolos.

Entre tanto, recordemos que la defensa de la hispanidad es el nervio motor de nuestra lucha: en lo exterior contra el imperialismo y la reacción, y en lo interno contra la traición político – oligarca. Por eso es menester estar listo como en tiempo de lucha, con los comandos ágiles y los hombres de pie, porque el imperialismo capitalista no descansa en su tarea de comprar conciencias y pagar voluntades.

martes, 30 de mayo de 2017

LA COLONIA DE PUERTO RICO, ¿QUÉ TIPO DE COLONIA?


De: Andrés de Bustamante, San Juan de Puerto Rico

Una de las aseveraciones más comunes y corrientes sobre la condición política de Puerto Rico es que durante sus más de cinco siglos de historia es y ha sido una colonia. Hasta el eminente jurista y escritor José Trías Monge, quien fue uno de los arquitectos de la actual relación colonial que hoy sufrimos los puertorriqueños desde el 1952, bautizo en sus escritos a Puerto Rico como; «La colonia más vieja del mundo» [1]. Y esta aseveración es cierta, Puerto Rico es y ha sido una colonia. Sin embargo, esta palabra -colonia- hay que evaluarla adecuadamente ya que su significado ha cambiado con el pasar del tiempo. Actualmente esta palabra tiene diferentes definiciones o connotaciones políticas que se le han añadido con el pasar del tiempo. Igualmente, Puerto Rico ha tenido diferentes formas de relación colonial en su historia, particularmente desde el 1898 donde la isla fue invadida por un ejército extranjero.

Para distinguir entre las posibles definiciones de la palabra -colonia- utilizaré las definiciones que nos ofrece la Real Academia Española de la Lengua [2], que es una fiable y bien reputada institución. Dentro de las definiciones de ordenamiento político esta provee dos particulares conceptos o posibilidades para la palabra colonia.

Un PRIMER concepto se refiere a una población o proyección de la urbe en territorios lejanos. Sus definiciones son; (1) Conjunto de personas procedentes de un territorio que van a otro para establecerse en él., (2) Territorio o lugar donde se establecen estas personas., (5) Conjunto de los naturales de un país, región o provincia que habitan en otro territorio. En adelante le llamaré “colonia de población”.

El SEGUNDO concepto, uno más reciente y se refiere a un dominio o conquista territorial de
explotación. Sus definiciones oficiales son; (3) Territorio fuera de la nación que lo hizo suyo, y
ordinariamente regido por leyes especiales., (4) Territorio dominado y administrado por una potencia extranjera. En adelante le llamaré a esta condición “colonia de explotación”.La palabra -colonia- nos llega directamente del latín y proviene de “colonus” que significa labrador [2]. (Es importante notar que la palabra colonia y sus definiciones no guardan relación con la gesta que en 1492 llevo a cabo el Almirante Cristobal Colón. Aunque para la hispanidad es prácticamente imposible olvidar aquel evento auspiciado y realizado por las Españas.)

En aquel Imperio Romano donde nacen gran parte de
Andrés de Bustamante
nuestra cultura, lengua, conceptos políticos, jurisprudencia y derechos ciudadanos, entre otras tantas disciplinas y quehaceres, una -colonia- era una división administrativa del imperio. Este término hoy es parte del nombre de la ciudad de Colonia en Alemania, fundada por Roma y entonces llamada Colonia Claudia Ara Agrippinensium.Igualmente podemos mencionar a Córdoba, fundada como Colonia Patricia Corduba o la Colonia Iulia Vrbs Triumphalis Tarraconensis, hoy Tarragona. Aquellas jurisdicciones romanas eran reglamentadas por una carta de fundación legislativa y por las instituciones del propio pueblo romano.


Las colonias romanas, entonces eran consideradas como una categoría política de prestigio dentro del ordenamiento político y civil romano. Estas eran una analogía o proyección de la propia ciudad de Roma. Esta era el concepto que España tuvo de sus colonias; particularmente en la América que una vez forjó y que fueron organizadas desde el siglo XVII como virreinatos, una división administrativa que permitían atender las necesidades de estos territorios en el Nuevo mundo de una manera paralela y bastante similar a la administración pública que se llevaba a cabo en la Península. Pero que a su vez otorgaba la flexibilidad administrativa necesaria a esas tierras de las Españas que entonces se encontraban tan distantes y apartadas de la Península. Por tal razón las colonias españolas en aquellos virreinos eran parte de las Españas y eran España. Igualmente los residentes de aquellas colonias de población eran ciudadanos españoles en igualdad de condiciones a los residentes de la Península.


Sin embargo, actualmente la palabra -colonia- ha pasado a ser un término peyorativo. Particularmente luego de la Segunda Guerra mundial donde los grandes poderes “coloniales” europeos (Inglaterra, Francia, Holanda, Bélgica, Alemania e Italia) se vieron forzados a reconocer sus nefastas prácticas imperialistas alrededor del mundo. Estas naciones para finales del siglo XIX, durante la llamada Era del imperialismo europeo, desesperadamente procuraban recursos naturales para sustentar sus emergentes economías industriales. Durante esta época se dieron a la tarea de dominar y subyugar otras naciones menos adelantadas alrededor del mundo, particularmente en Africa y Asia. El objetivo de estos “poderes coloniales” era la explotación económica de las riquezas y recursos naturales de las naciones sometidas, mediante el control de sus endebles aparatos políticos y/o sociales. Muchas de estas naciones justificaron su proceder contra las naciones explotadas y/o menos desarrolladas con “nobles” justificaciones de índole cultural y de civilización. Pero la verdad es que estas empresas solo servían los intereses imperiales de aquellos poderes europeos y con muy poca consideración para el futuro desarrollo o el bienestar de las naciones víctimas de la explotación. Normalmente las naciones sometidas, las colonias de explotación, quedaban política y militarmente sometidas a los unilaterales designios del poder colonial sin ningún tipo de opción política o social, aparte de una desigual lucha armada.

Entonces, ¿qué tipo de colonia era Puerto Rico durante los tiempos de España? La clara respuesta es que Puerto Rico entonces era una colonia de población o una proyección de España en América. Durante aquella época, cuando Puerto Rico era una Provincia de Ultramar, los puertorriqueños éramos españoles en igualdad de condiciones y derechos a todos los españoles y en igualdad a las demás provincias en la Península ibérica. Para el 1898 Puerto Rico tenía tres-(3) senadores y dieciséis-(16) diputados en las Cortes Generales de España, por lo que éramos parte integral de la administración de nuestra entonces patria española, como eran las demás provincias allá en Europa. Igualmente los ciudadanos de Puerto Rico eran tan ciudadanos españoles como los demás españoles en la Península, Cuba y Filipinas. No estando sometidos a poderes o controles significativamente diferentes a los tenían los residentes de la España peninsular, teniendo igualdad de representación política con las demás provincias y siendo culturalmente similares a ambos lados del Atlántico, los puertorriqueños éramos una proyección de España en el Nuevo mundo e igualmente españoles. Esta distinción colonial de ser una proyección de España, es la que tuvo Puerto Rico hasta 1898, al igual que lo tuvieron Cuba y las Filipinas allá en Asia.

Sin embargo, muchos razonablemente exponen que la Carta Autonómica que España le otorgó a Puerto Rico en 1897 se cuenta la palabra -colonial- un total de 45 veces, mientras que el término -provincial- es utilizado solo en 12 ocasiones. Obviamente siendo Puerto Rico una proyección de España en tierras lejanas, la definición prevaleciente de la palabra colonia como una proyección en tierras lejanas o colonia de población, era la intención y definición correcta a finales del siglo XIX. Sencillamente, en aquella época la definición de colonia de explotación o de conquista territorial no era parte de léxico político que prevalecía al momento. Tampoco una colonia de explotación describía la realidad política de Puerto Rico en el siglo XIX, como tampoco era la realidad en Cuba y Filipinas. Así mismo la colonia de explotación no era parte del desarrollo que España tuvo con sus tierras, particularmente en la América que fundó.

La verdad es que aquella Carta Autonómica le otorgó a la Provincia de Ultramar de Puerto Rico, el primer estatuto autonómico de toda España. Un estatuto que en pleno siglo XIX le extendió a nuestra isla poderes políticos y económicos que en el siglo XXI y bajo el dominio de la más poderosa “democracia del mundo” no hemos alcanzado, ni tenemos esperanza alguna de lograr. Y aún previo a aquella Carta Autonómica ostentábamos poderes políticos reales en España; teníamos poderes de gobierno local y administración pública los cuales desde 1898 hemos perdido. Una realidad que contrasta marcadamente con la penosa debilidad política que hoy vivimos los puertorriqueños.

El 25 de julio de 1898, Puerto Rico fue invadido militarmente por el ejercito de una nación extranjera y de distinta cultura, los Estados Unidos de Norteamérica. Desde entonces la realidad de una colonia de explotación es la que describe la ya centenaria relación política de Puerto Rico. Invasión que fue motivada principalmente por los intereses expansionistas e imperialistas de aquella nación. Habiendo sido Puerto Rico un lucrativo mercado para el siglo XIX, los Estados Unidos procuraron acaparar el mercado que la Isla les ofrecía. Expandieron y desplazaron los hacendados a favor de los grandes intereses comerciales que entonces existían para la producción de azúcar de caña. Secuestraron las ganancias de la producción del ron y administraron sus arbitrios, con los que aún hoy sufragan los costos de la Aduana. En fin, consiguieron un mercado cautivo para el beneficio casi exclusivo de selectos intereses comerciales en los Estados Unidos y con muy poca consideración para los intereses de los puertorriqueños, que carecen de poderes reales dentro de la nación que hoy controla unilateralmente su destino.

En el léxico político del siglo XXI y de política actual, Puerto Rico es una colonia y colonia de
explotación. Es decir, existe bajo una condición de dominio extranjero. Una relación política de
dominación casi total donde los Estados Unidos rige y controla la isla desde que la invadió en 1898. Y bajo esta relación, las prerrogativas de Puerto Rico en temas sociales, económicos y políticos son mínimas, en el mejor de los casos. Claramente, la segunda definición contenida por la RAE para el término de colonia, de explotación, es la que describe la relación política actual que hoy sufre Puerto Rico. Una relación que es y ha sido eminentemente imperialista y que inicialmente estuvo enmarcada con un alto grado de revisión cultural.

También se puede argumentar que Puerto Rico es una neo-colonia; término se dice fue acuñado por Kwame Nkrumah y posteriormente elaborado ampliamente por Jean Paul Sartre y Noam Chomsky [4]. Esencialmente esto es una jurisdicción sometida a los designios comerciales y capitalistas de una nación más poderosa y/o a los intereses comerciales de empresas extranjeras. Una situación que acaba comprometiendo el bienestar y desarrollo futuro de la nación dominada. Y ciertamente Puerto Rico cumple con los requisitos de esta definición. Sin embargo, la definición de una neo-colonia falla en describir y capturar adecuadamente la realidad de dominación e incapacidad política que sufre Puerto Rico desde el 1898, cuando la Isla fue cedida cual «botín de guerra» en aquel Tratado de París [5]. Desde entonces, la realidad política ha estado anclada sobre un dominio político total por parte de un invasor extranjero y con un sometimiento casi absoluto a los unilaterales designios del Congreso federal bajo su Cláusula territorial [6] y sin ningún tipo de voz o poder político real dentro de esa estructura de poder. Por lo tanto, el control económico y comercial que sufren las neo-colonias, en el caso de Puerto Rico es solo la inevitable consecuencia de la dominación política directa que sufre desde el 1898. La realidad de una colonia de explotación, en pleno siglo XXI y bajo los auspicios de la ¨democracia¨ más grande del mundo.

Habiendo visto los conceptos que abarca la palabra colonia, bien sea una colonia de población de la urbe en tierras lejanas o como colonia de explotación, podemos distinguir adecuadamente las diferentes relaciones coloniales que Puerto Rico ha tenido en sus más de quinientos años de historia. Una realidad colonial siendo parte de la nación que la forjó y en igualdad de condiciones a los demás ciudadanos. Otra realidad como un «botín de guerra» el cual ha sido no más que un mercado cautivo para algunos intereses comerciales de la nación invasora.

Por lo tanto, históricamente Puerto Rico siempre ha sido una colonia. Pero no siempre el mismo tipo de colonia.

Referencias;
[1] TRÍAS MONGE, José; Puerto Rico: Las penas de la colonia más antigua del mundo.
Editorial de la Universidad de Puerto Rico, Introducción XX-XXI, 2005, ISBN: 0-8477-0340-1.
[2] Portal de la Real Academia de la Lengua, <http://lema.rae.es/drae/?val=colonia>,
[consulta: abril 2015].
[3] CORNELL, Tim, MATTHEWS, Johb; Roma: Legado de un imperio. Barcelona, 1993, ISBN 84-7583-361-6.
[4] Wikipedia, La Enciclopedia Libre, <http://es.wikipedia.org/wiki/Neocolonialismo>,
[consulta: abril 2015].
[5] LexJuris, <http://www.lexjuris.com/LEXLEX/lexotras/lextratadoparis.htm>.
[consulta: abril 2015],
[6] Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica;
Articulo IV, Sección 3, Cláusula 2. Propiedad federal y la cláusula territorial
El Congreso tendrá facultad para disponer y formular todos los reglamentos y reglas
necesarios con respecto al Territorio y otros bienes que pertenezcan a los Estados
Unidos, y ninguna parte de esta Constitución será interpretada de manera que cause
perjuicio a los derechos reclamados por los Estados Unidos o por cualquier Estado
individual.